miércoles, 11 de agosto de 2010

Entre pesadillas y paraisos perdidos: breve reseña de mi experiencia con la evaluación


En educación hay dos conceptos esenciales, a mi juicio: aprendizaje significativo y evaluación formativa. Si se incorporan a un modelo o propuesta educativos, las metodologías “llegarán por añadidura”. Esta es mi opinión, pero bien puedo estar equivocada.
Ambos conceptos los aprendí muy temprano, desde mis primeros estudios sobre educación (fines de los 80’s) y sigo considerándolos esenciales dentro de mi propia filosofía educativa.
El concepto de aprendizaje significativo surge en los años setentas liderado por el psicólogo norteamericano David Ausubel y habla de que:
“Durante el aprendizaje significativo el alumno relaciona de manera no arbitraria y sustancial la nueva información con los conocimientos y experiencias previas y familiares que ya posee en su estructura de conocimiento” (Díaz Barriga, 2007).
El aprendizaje significativo es aquel que parte de los conocimientos previos (por domésticos o acientíficos que parezcan; recordemos a Sócrates) del alumno y se conecta con ellos, dándole al nuevo conocimiento un sentido de utilidad y trascendencia para la vida. Lo que no es significativo, se olvida.
La evaluación formativa es la manera de convertir al acto más temido de la educación (¡Mis pesadillas recurrentes son que tengo examen de matemáticas y no estudié!) en otra oportunidad de desarrollo personal y aprendizaje (significativo, claro):
“La evaluación formativa tiene como propósito fundamental facilitar el aprendizaje de los alumnos, no simplemente medir cuánto han aprendido… La evaluación formativa entrega información frecuente a los alumnos durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, asegurándose de que ellos estén al tanto de su progreso y de sus deficiencias con el propósito de permitirles avanzar…La retroalimentación que provee la evaluación formativa no es un castigo penoso (como a menudo ocurre con la evaluación sumativa). Al revés, la evaluación formativa es información  que sirve para aumentar el conocimiento del alumno acerca de cuánto está aprendiendo, qué materias específicas está aprendiendo mejor, cuáles medios han sido más útiles para aprender, etc. Así, con ayuda del docente, de otro alumno o simplemente solo, podrá planificar y controlar mejor su aprendizaje y medir más eficientemente su progreso (Chadwick y Rivera 1991).” 
En mis primeros años de universidad ambos conceptos eran de vanguardia y los aprendimos gracias a algunos maestros inspiradores y rebeldes al sistema y los programas institucionales, entonces centrados únicamente en posturas tecnócratas.
Hablando de la evaluación, que es el tema de la semana (en el curso DocTIC), durante mi formación profesional aprendí que lo que había vivido durante mi trayectoria escolar sólo era un arbitrario ejercicio de juicio de desempeño, mas no una evaluación, así que desde el inicio de mi práctica docente empecé a intentar aplicar la evaluación formativa.
Afortunadamente he tenido buenas experiencias, primero trabajando en una preparatoria con un modelo de educación personalizada (Pierre Faure) donde se valoraban los esfuerzos y empeño de los alumnos, no sólo el resultado. Aplicábamos  escalas valorativas tipo Montessori: logrado, en proceso y no logrado (Claro que al sistema educativo había que convertírselo a “numeritos”, pero la retroalimentación con los alumnos era permanente y en función de avances y logros).
Después, de nuevo como estudiante y más tarde como docente de licenciatura, en la Facultad Internacional de Ciencias de la Educación (FICED en la actualidad ya no ofrece programas de licenciatura), me enseñaron a trabajar con una evaluación todavía más amplia, de 360 grados, que incluye: autoevaluación, coevaluación, evaluación al docente y a la institución y viví la experiencia de ser evaluada de manera holística, la cual introduce al alumno y al docente en un proceso de desarrollo muy completo; ¡Maduras porque maduras! Aquí no había números, solamente: aprobado o no aprobado, en cuyo caso se recursaba el módulo hasta alcanzar los objetivos de aprendizaje. Hay que mencionar que dichos objetivos eran explicitados hasta volverse una guía de trabajo para los grupos (incluido el docente).
En ambas instituciones privaban ambientes flexibles y colaborativos; en Pierre Faure, por ejemplo, los mesabancos estaban acomodados en forma de media luna en el aula y el maestro no tenía plataforma o escritorio con silla, sino otro mesabanco y se fomentaba un trato igualitario y de “tu” a “tu”, en FICED se trabajaba en una mesa con sillas alrededor para alumnos y maestro.
En la evaluación formativa y en la evaluación holística la evaluación deja de ser un “momento” o un “conjunto de momentos” durante el proceso de enseñanza-aprendizaje para convertirse en parte del flujo natural de la actividad de las clases, es decir, se evalúa al enseñar-aprender y se enseña-aprende al evaluar. Como un ciclo sin fin, generándose un ambiente de aprendizaje y motivación muy favorable al desarrollo de docentes y alumnos, donde la metacognición, el aprender a aprender y el autoconocimiento se viven de manera natural.
Desafortunadamente ni todos los alumnos, ni todas las instituciones están preparados para este tipo de prácticas y menos para soportar una evaluación de 360 grados. Las causas tienen que ver con algo que leí recientemente en el blog de mi compañero del curso DocTIC Henry López, cuando menciona que:
         
“…la evaluación es utilizada como un dispositivo de poder, de dominación por parte de los actores del proceso de enseñanza.”


Entendiendo como actores del proceso de enseñanza a profesores, instituciones, sistemas educativos, etc.  Sólo hay que preguntarse: ¿Quiénes se benefician de que los ciudadanos tengan un “entrenamiento” intensivo durante casi veinte años (en caso de terminar estudios universitarios en el sistema escolar mexicano) en prácticas autoritarias, abusos de poder y obediencia ciega ante reglas arbitrarias?

Fuera de algunos cuantos “paraísos educativos” (que además no suelen durar mucho, pues si sobreviven, las presiones del sistema educativo termina por volverlos “normales”) la realidad generalizada es otra: la evaluación se reduce a asignar una calificación por logros muy específicos: memorizar datos, repetir procedimientos, simular fenómenos; aun ahora con las reformas educativas por competencias, aunque los programas incluyan actividades colaborativas y relacionadas con la vida real, al final del curso el aprobar o no depende de la calificación obtenida en un examen sumario de conocimientos (formado por 40-100 preguntas de opción múltiple).
Yo no pienso que la evaluación deba ser una manera de “medir” el conocimiento, sino el mecanismo de reatroalimentación del sistema de enseñanza-aprendizaje, por medio del cual los actores reciban información para repetir, corregir o continuar hacia otras etapas del proceso educativo. 
En este momento de cambios vertiginosos en todos los sentidos, donde las TIC’s comienzan a posicionarse entre los factores que nos pueden ayudar a enriquecer la educación, es buen momento para rediseñar también las estrategias evaluativas y hacer uso de herramientas que, sin tener que reducir los desempeños a un número, nos ayuden a obtener información pertinente para que al final, todos puedan aprender lo que les sea necesario para tener una vida satisfactoria y productiva.

Referencias bibliográficas:
  • Frida Díaz-Barriga Arceo y Gerardo Hernández Rojas. (2007). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo, una interpretación constructivista. México: McGraw-Hill
  • Clifton B. Chadwick y Nelson Rivera I.(1991). Evaluación formativa para el docente. Barcelona: Paidós.
Nota: las imágenes pertenecen al archivo de la Preparatoria Unifront turno vespertino, donde me desempeño actualmente como docente y las "modelos" son mis alumnas recién egresadas de la carrera técnica de Asistente Educativo.

6 comentarios:

  1. Estimada Ana Cristina, muy intresante tu post y muy clara tu forma de escribir. Pienso que es bueno dar a conocer experiencias positivas como las que relatas pues alientan y estimulan. Respecto a la pregunta que haces sobre el efecto que las relaciones autoritarias generan y a quién benefician, creo que más allá del obvio sometimiento, también generan en muchos cinismo y apatía: se comprende que en buena medida es una farsa pero se sigue el juego para evitar problemas. Ese efecto también es un mensaje que da el medio, siguiendo con la cita a Mac Luhan que venimos haciendo en DocTic.
    En cuanto al aporte de las Tics a una evaluación mas integral y significativa, aun no lo tengo muy pensado, pero (mmm... estoy siendo muy negativa hoy) creo que habría que tener cuidado, pues la relación que permite conocer y ayudar a otro requiere dedicación y tiempo, y esa lentitud no es justamente algo que favorezca o valore el uso estandar de las TIC, al contrario.
    Justo leía ayer un excelente artículo de N. Carr al respecto (http://www.theatlantic.com/magazine/archive/2008/07/is-google-making-us-stupid/6868), con el que me sentí muy identificada.
    POr último, para terminar un poco mas optimista, aquí (http://wp.me/pPPJw-4F) cuento un poco mas de mis experiencias positivas en evaluación.
    Un cordial saludo y seguimos en contacto!
    Estela

    ResponderEliminar
  2. Esa hamburguesa es más o menos del tipo de las que me gustan. Jejeje. Saludos.

    alx rmz

    ResponderEliminar
  3. Hola Ana Cristina, me alegra que tengas una experiencia diferente de evaluación, creo que es lo que cada docente debería hacer, pensar en cómo darse cuenta de que sus alumnos aprenden sin necesidad de medirlos a todos de igual manera y con el mismo formato.

    Yo soy promotor de "doble moral" ante el sistema educativo, le respondo según me pide, pero evalúo de acuerdo co mis criterios y luego lo convierto a lo que pide el sistema. eso le digo a mis estudiantes de práctica docente.

    Solo la vida, el desempeño y uno mismo sabe lo que sabe, creo firmemente en la autoevaluación, cuando de personas honestas se trata, porque aún hay gente que se engaña a sí misma y engaña a otros. La evalaución de esa gente estará viciada, los sincero siempre dirán qué saben y qué no.

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias Estela,Alex y José: sus aportaciones me enriquecen bastante (bueno, lo de la hamburguesa realmente no.... Coincido con José en lo de la "doble moral" ante el sistema, lo cual yo también hago y sin remordimiento alguno, pues ante sistemas rígidos, uno debe buscar salidas sin perder el sentido de la educación y la evaluación.
    En cuanto a la duda de Estela sobre la aportación de las TIC en este asunto, creo que hay muchas vertientes posibles: cursos sólo on-line, cursos presenciales con apoyo de redes y plataformas virtuales (que es lo que yo he trabajado y hacia donde encamino mis propuestas) o cursos semipresenciales con mayor peso en plataformas virtuales. Para cada opción habría que generar propuestas específicas, además de las propias de cada proyecto en particular, pues así como cada grupo presencial para cada asignatura es distinto y requiere estrategias evaluativas (y didácticas, por supuesto) particulares, igualmente acá, deberíamos ir construyendo nuestras propuestas con base en las experiencias propias y las que otros nos comparten, en ese sentido, la lectura que me ofreces es muy interesante y ayuda mucho en esta construcción. Gracias de nuevo.
    Saludos y seguimos...

    ResponderEliminar
  5. Hola Ana Cristina.
    Muchas gracias por tus reflexiones que me dejan pensando más acerca de la evaluación, porque uno siempre está tratando de moverse entre lo que DEBE-PUEDE y QUIERE hacer para lograr aprendizajes significativos, haciendo también alusión a la doble moral de la que hablaba Jose.
    Me llamó mucho la atención lo que planteas sobre evaluación holística y me gustaría aprender más al respecto, porque aparte del significado del término no conozco del tema y como lo decía me parece bien importante, por eso te pregunto si me puedes sugerir algo para aprender más de esta forma de evaluar.
    De antemano muchas gracias,
    Jaqueline Palacio

    ResponderEliminar
  6. Jaqueline: gracias a ti por enriquecer este espacio con tu opinión.
    La evaluación holística forma parte del modelo educativo de FICED, la institución que menciono en el post y cuyo vínculo aparece ahí por si deseas entrar. Debo de tener algo de bibliografía de ellos, déjame buscarla y te la hago llegar. Es una propuesta muy adecuada para no dejar ningún elemento "suelto", al menos en la intencionalidad y en lo expreso del modelo.

    Saludos

    Ana Cristina Bórquez

    ResponderEliminar